![]() |
magallanesdeportes.cl |
El mes de septiembre estuvo lleno de buenas noticias deportivas para la región: triunfos en el fútbol, torneos laborales en alza y gestos solidarios como la donación del Club Titanes al Centro de Reinserción Juvenil. Sin embargo, estas luces esconden una sombra persistente: la falta de una política deportiva real y sostenida del gobierno en Magallanes.
Infraestructura que no despega
Mientras deportistas locales entrenan con frío extremo, techos que gotean o gimnasios saturados, los proyectos de infraestructura deportiva avanzan a paso lento. No basta con inaugurar un polideportivo cada cierto tiempo; lo que falta es mantención, planificación y acceso igualitario a los recintos. En sectores rurales y en comunidades más aisladas, la brecha es aún mayor: niños y jóvenes que quieren practicar deporte simplemente no tienen dónde.
Promesas vs. realidad
El discurso gubernamental suele estar cargado de frases bonitas sobre “fomentar la actividad física” o “fortalecer el deporte social”. Pero la Encuesta Nacional de Actividad Física y Deporte 2024 mostró cifras preocupantes en Magallanes: baja participación en actividades regulares y desigualdad de acceso según nivel socioeconómico. ¿Dónde está el plan concreto para revertir estas cifras?
Se anuncian programas, talleres y fondos, pero muchos de ellos tienen cobertura limitada, plazos cortos y escasa difusión. El deporte no puede depender solo de iniciativas aisladas o de clubes que sobreviven gracias a la autogestión y la pasión de sus dirigentes.
Falta de visión estratégica
El gobierno parece mirar al deporte solo como espectáculo o actividad recreativa, olvidando que es también una herramienta de salud pública, integración social y prevención de riesgos. En una región con altos índices de obesidad y sedentarismo, invertir de manera seria en deporte no es lujo: es necesidad.
El desafío pendiente
Magallanes necesita que el gobierno deje de improvisar y asuma el deporte como política de Estado regional. Se requiere una hoja de ruta clara:
Inversión sostenida en infraestructura y mantención.
Financiamiento estable a clubes y asociaciones.
Programas deportivos de largo plazo, no solo talleres temporales.
Acciones concretas en zonas rurales y apartadas.