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PRIMEROS RECINTOS DEPORTIVOS EN CHILE

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1860-1938.  

A fines del siglo XIX distintas prácticas deportivas se expandieron por el resto del país masificando no sólo su ejercicio, sino que la asistencia a verlos como un pasatiempo familiar. Desde la inauguración del Club Hípico en 1869, la construcción de hipódromos, canchas y velódromos no se detuvo hasta la materialización de un solo recinto que unía a todos los deportes: el stadium nacional

A mediados del siglo XIX, Valparaíso era un puerto bullente y cosmopolita, habitado por una influyente comunidad británica que, además de contribuir al desarrollo del comercio, la banca y la industria, trajo consigo algo que hasta entonces resultaba desconocido en estas latitudes: la práctica deportiva.

Así como en el puerto principal, en otros como Antofagasta, Coquimbo, Iquique y Talcahuano, los ingleses residentes comenzaron a practicar sus pasatiempos habituales, como lo eran el fútbol, el cricket, el tenis, la cacería a caballo y el golf, improvisando canchas en parques o potreros o, bien, habilitando campos de juegos particulares. Las primeras competencias deportivas fueron las carreras de caballos "a la inglesa" efectuadas en el llano de Placilla de Peñuelas en 1864, que llegaron a convocar a seis mil personas en una edición posterior. La experiencia se replicó en Santiago tres años más tarde, en el que por ese entonces constituía el reducto recreacional por excelencia de los capitalinos: el Parque Cousiño. Junto con la Quinta Normal, fueron los lugares donde los precursores del deporte nacional se congregaron para dar rienda suelta a su afición, desafiando las burlas de la concurrencia y dando un nuevo uso a dichos espacios públicos.


La hípica fue la primera actividad deportiva que contó con instalaciones ad hoc. Además de atraer a miles de aficionados al turf, el Club Hípico (1869), el Valparaíso Sporting Club (1882) y el Hipódromo Chile (1904), acogieron hasta entrado el siglo XX la práctica de otras disciplinas, que se desarrollaron al alero de la organización ecuestre. Mientras que el fútbol continuaba jugándose en campos rudimentarios ‒como la cancha del Empedrado o la del Picadero Alemán en Valparaíso, o la "de los gringos" en el camino a Laguna Verde‒, otras disciplinas se adelantaban inaugurando recintos propios antes del novecientos. En Concepción, junto al cerro Caracol, se construyó la primera pista ciclística "técnicamente concebida" en 1889, varios años antes de la aparición de velódromos en Santiago. Asimismo, los combates en carpas de circo y rings clandestinos fueron de a poco abriendo paso a los primeros locales de boxeo calificados en Valparaíso y en Santiago.

A medida que la afición crecía, los espacios públicos se hacían insuficientes para la práctica masiva de los sports atléticos. La necesidad de campos de juego se volvió acuciante, a tal punto, que en 1909 el centro de Santiago fue escenario de una multitudinaria concentración de los deportistas en demanda de facilidades para la actividad. El petitorio proclamaba por primera vez una aspiración ciudadana largamente acariciada, que sin embargo tardaría décadas en concretarse: la construcción de un "stadium nacional" acondicionado para la práctica de todos los deportes.

En el intertanto, se avanzó con la inauguración de los primeros estadios modernos, destinados ya no solo a la práctica, sino a la exhibición pública de las competencias deportivas. Proverbial entre estos recintos fueron los Campos de Sports de Ñuñoa (1918). Durante la década siguiente se sumaron el Estadio Santa Laura (1922) y el Estadio de Carabineros (1924), los que además de acoger los partidos disputados entre los decanos del balompié, contaban con velódromo y piscina, respectivamente.

Luego de varios proyectos fallidos y de un largo debate en torno a su emplazamiento, recién en 1937 se iniciaron las obras del Estadio Nacional, que se inauguró ante un público de más de 70 mil personas, el 3 de diciembre del año 1938. Sería el espaldarazo decisivo para que, en la década siguiente, los recintos deportivos continuaran multiplicándose a lo largo de todo el país, con la construcción de los primeros grandes estadios en regiones y las sedes de los clubes de colonias.


Texto extraído de Memoria Chilena