
En los últimos años, las carreras a campo traviesa han proliferado en Chile.
El 21 de junio pasado, en plena Copa América, Santiago fue irrespirable. Según la estación de medición de calidad de aire de Pudahuel, aquel día la capital registró 171 microgramos por metro cúbico, cifra que no se registraba desde 1999, la más crítica hasta ahí.
En los parques, las calles y los cerros poco se pudo hacer. La actividad física, obviamente, estuvo suspendida, afectando directamente a quienes acostumbran a realizar deporte en la capital. El smog, como tantas veces, truncó todo. Para el deportista urbano el dilema fue el siguiente: dejar de lado la rutina de entrenamientos, o pasar por alto la ordenanza sanitaria. Para el runner, un debate obligado.
Realizar deporte con malas condiciones en el aire es cosa seria y aunque las consecuencias son conocidas, es necesario recordarlas. El año pasado, un estudio publicado el British Journal of Sport Medicine señaló que “el ejercicio extenuante en una zona con material particulado pesado durante 30 minutos, puede aumentar el nivel de monóxido de carbono en el organismo en 10 veces. El equivalente a fumar 10 cigarrillos”. Eso, más una larga lista de malestares psíquicos, respiratorios y cardiovasculares.
Ante este problema, suena lógica la masificación que han desarrollado las carreras a campo traviesa. El cross country evoluciona, aumentando en distancia y dificultad. El trail o sky running, las últimas variaciones, son pruebas pedestres que cada año suman mayor cantidad de seguidores.
Por ejemplo, sólo este fin de semana en Chile se realizaron cuatro de estas carreras: El Orientatlón, Suzuki Climbing Tour, Valle del Elqui Challenge y la clásica Vuelta a la Laguna Aculeo. Revisando el calendario, las pruebas se extienden en decenas hasta mediados de diciembre. “Esto refleja la necesidad de las personas de acercarse a lo natural para evadir un poco el acelerado ritmo de la ciudad”, asegura Leonardo Herrera, director de la rama trail de Full Runners.
Beneficio seguro
“Es una tendencia mundial. La gente está buscando el contacto con la naturaleza y con su propio cuerpo”, comenta Rodrigo Salas, pionero en estas competencias con Olimpo, la productora a cargo de La Vuelta Aculeo y el Snow Running (Punta Arenas), entre varias otras.
Aunque por lo general estas competencias son de largo aliento (20 k como mínimo), también hay otras opciones para quienes se inician. Carlos Reyes, organizador del Elqui Challenge, confiesa que el foco de su evento está en mostrar el entorno del valle y su arquitectura. “Aquí llega mucha gente que está recién partiendo. Son circuitos amigables, cortos, donde se comparte mucho entre la comunidad y los participantes”, reconoce.
La tendencia está en alza. Luis Vergara, médico internista y especialista en medicina deportiva de la red Christus UC, reconoce un aumento en pacientes por consultas relacionadas a estas carreras. “Ha aumentado en 20 ó 30 por ciento las personas vienen a realizarse exámenes para saber si son o no compatibles con esta actividad. aunque en la práctica son muchas más”, declara.
Además de los beneficios en la salud, correr en una superficie en desnivel como senderos, montaña o rutas rurales beneficia directamente el estado anímico de quien lo realiza y también su musculatura. Eso sí, “hay que tomárselo con calma y probar distancias cortas al principio”, recomienda Valenzuela. “Lo bueno es que, al largo plazo, estas actividades benefician la propiocepción (capacidad de sentir la posición relativa de las partes corporales), el equilibrio”, agrega.
Ya no hay excusas para correr. Donde sea.
La Tercera Ahmedabad
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