De Los Medios Internacionales.
El affaire de Carlos Tévez bien podría convertirse en un momento clave: el punto en el que la industria del fútbol finalmente perdió la paciencia con los jugadores multimillonarios que quieren poner sus propias reglas.
Aunque Manchester City suspendió al argentino porque aparentemente se rehusó a jugar contra Bayern Munich el martes, muchos analistas deportivos y exjugadores dicen que él debería ser expulsado.
Incluso intervino el vicepresidente de la FIFA, Jim Boyce, al decir que apoyaría al City si decide romper el contrato semanal de 250.000 libras esterlinas (US$390.000) al que tiene derecho Tévez.
Estamos acostumbrados a las travesuras y al histrionismo de los jugadores superestrellas, pero la sensación en el mundo del fútbol es que lo que pareció un rechazo a obedecer las instrucciones de un técnico fue ir demasiado lejos.
Graham Souness, antigua leyenda del Liverpool, describió a Tévez como una "desgracia para el fútbol", mientras que el comentarista de la BBC Robbie Savage -que no estuvo exento de controversias en sus días como jugador- dijo: "Si yo fuera técnico ese tipo nunca más patearía un balón".
Si el City sí decidiera expulsar a Tévez, sería un pronunciamiento claro sobre cómo el poder final permanece en manos del club y sus directivos, sin importar qué tan costoso sea el jugador y cuánto perciba de salario.
Establecería un principio importante en una época en la que varios clubes de la Liga Premier -y el más obvio es el City- tienen tanto talento en la banca de suplentes como en el campo de juego.
El propio club está en una posición difícil. Aunque los abogados hicieron fila tras el incidente para decir que semejante conducta -si se confirma- justificaría la terminación de un contrato, el propio Tévez fue enfático al aclarar que todo fue un malentendido.
Pero si el club y el jugador llegan a algún turbio acuerdo, que quizá incluya pedirle perdón en público al entrenador, iría en contra de la afirmación de Mancini, según la cual la carrera de Tévez en el City está "terminada".
"Si el City decidiera expulsar a Tévez, sería un pronunciamiento claro sobre cómo el poder final permanece en manos del club y sus directivos, sin importar qué tan costoso sea el jugador y cuánto perciba de salario"
David Stead, editor de deportes de BBC
Irónicamente, la tensión entre el poder del club y el del jugador se desarrolló de forma diferente en Rusia justo un día después del incidente de Tévez.
En un lacónico comunicado, el equipo de la Liga Premier rusa Anzhi Makhachkala anunció la destitución del técnico Gadzhi Gadzhiyev tras una serie de malos resultados.
Anzhi es otro club que utiliza la considerable fortuna de su dueño para comprar la carrera hacia el éxito, gastando millones de dólares para convencer a estrellas del fútbol de que jueguen en Daguestán.
Cuando se reveló la noticia, el exjugador de la Unión Soviética Evgheny Lovchev le dijo al servicio de la BBC en ruso que Gadzhiyev no había demostrado suficiente autoridad frente a los millonarios jugadores de Anzhi.
"Entendí que había una falta de respeto por el entrenador de parte de algunas de las estrellas. Fue similar al comportamiento de Tévez...pero mientras Mancini ha mostrado su indignación, Gadzhiyev mantuvo el silencio".
Es probable que Tévez continúe con dificultad en City hasta la ventana de transferencias en enero, pero es incierto si se pondrá de nuevo la camiseta azul.
Otros jugadores, que tentados por la fama y las riquezas sienten que pueden mandar la parada, pensarán dos veces antes de dejar que su petulancia los venza.
David Stead
Editor de deportes BBC
El affaire de Carlos Tévez bien podría convertirse en un momento clave: el punto en el que la industria del fútbol finalmente perdió la paciencia con los jugadores multimillonarios que quieren poner sus propias reglas.
Aunque Manchester City suspendió al argentino porque aparentemente se rehusó a jugar contra Bayern Munich el martes, muchos analistas deportivos y exjugadores dicen que él debería ser expulsado.
Incluso intervino el vicepresidente de la FIFA, Jim Boyce, al decir que apoyaría al City si decide romper el contrato semanal de 250.000 libras esterlinas (US$390.000) al que tiene derecho Tévez.
Estamos acostumbrados a las travesuras y al histrionismo de los jugadores superestrellas, pero la sensación en el mundo del fútbol es que lo que pareció un rechazo a obedecer las instrucciones de un técnico fue ir demasiado lejos.
Graham Souness, antigua leyenda del Liverpool, describió a Tévez como una "desgracia para el fútbol", mientras que el comentarista de la BBC Robbie Savage -que no estuvo exento de controversias en sus días como jugador- dijo: "Si yo fuera técnico ese tipo nunca más patearía un balón".
Si el City sí decidiera expulsar a Tévez, sería un pronunciamiento claro sobre cómo el poder final permanece en manos del club y sus directivos, sin importar qué tan costoso sea el jugador y cuánto perciba de salario.
Establecería un principio importante en una época en la que varios clubes de la Liga Premier -y el más obvio es el City- tienen tanto talento en la banca de suplentes como en el campo de juego.
El propio club está en una posición difícil. Aunque los abogados hicieron fila tras el incidente para decir que semejante conducta -si se confirma- justificaría la terminación de un contrato, el propio Tévez fue enfático al aclarar que todo fue un malentendido.
Pero si el club y el jugador llegan a algún turbio acuerdo, que quizá incluya pedirle perdón en público al entrenador, iría en contra de la afirmación de Mancini, según la cual la carrera de Tévez en el City está "terminada".
"Si el City decidiera expulsar a Tévez, sería un pronunciamiento claro sobre cómo el poder final permanece en manos del club y sus directivos, sin importar qué tan costoso sea el jugador y cuánto perciba de salario"
David Stead, editor de deportes de BBC
Irónicamente, la tensión entre el poder del club y el del jugador se desarrolló de forma diferente en Rusia justo un día después del incidente de Tévez.
En un lacónico comunicado, el equipo de la Liga Premier rusa Anzhi Makhachkala anunció la destitución del técnico Gadzhi Gadzhiyev tras una serie de malos resultados.
Anzhi es otro club que utiliza la considerable fortuna de su dueño para comprar la carrera hacia el éxito, gastando millones de dólares para convencer a estrellas del fútbol de que jueguen en Daguestán.
Cuando se reveló la noticia, el exjugador de la Unión Soviética Evgheny Lovchev le dijo al servicio de la BBC en ruso que Gadzhiyev no había demostrado suficiente autoridad frente a los millonarios jugadores de Anzhi.
"Entendí que había una falta de respeto por el entrenador de parte de algunas de las estrellas. Fue similar al comportamiento de Tévez...pero mientras Mancini ha mostrado su indignación, Gadzhiyev mantuvo el silencio".
Es probable que Tévez continúe con dificultad en City hasta la ventana de transferencias en enero, pero es incierto si se pondrá de nuevo la camiseta azul.
Otros jugadores, que tentados por la fama y las riquezas sienten que pueden mandar la parada, pensarán dos veces antes de dejar que su petulancia los venza.
David Stead
Editor de deportes BBC
