Primero aprovechó un error defensivo para abrir el partido con un golazo (dejó en ridículo al arquero Helton) y luego asistió a Fábregas para el 2-0 final. El equipo de Guardiola sumó otro título y no se cansa de festejar.
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La historia suena repetida, pero ¡qué se puede hacer ante la realidad! El Barcelona afrontó una nueva final (la semana pasada fue victoria en la Supercopa española ante el Real Madrid) y volvió a dejar su marca registrada. Por si algún despistado no la conoce, se trata del triunfo. Aunque si no es con la estampa de Lionel Messi no vale lo mismo, claro.
Una vez más, La Pulga fue la gran figura en el 2 a 0 ante Porto, en el Stade Louis II de Mónaco, para que el equipo dirigido por Josep Guardiola levante un nuevo trofeo, esta vez la Supercopa de Europa.
A pesar de que el último campeón de la Europa League dominó el partido en los primeros minutos, los catalanes se fueron adueñando de la pelota y terminaron siendo ampliamente superiores.
El primer sello de Messi se grabó a los 39 minutos del primer tiempo. Lio, en posición adelantada, aprovechó un error del colombiano Freddy Guarín, que dio un pase atrás y lo dejó involuntariamente mano a mano con el arquero Helton. Sin ponerse nervioso, le amagó primero y luego lo eludió con maestría para poner el 1-0 y anotar su primer gol en esta competencia.
La segunda estampa del rosarino fue a los 42 minutos de la segunda parte. Le dio un pase magistral al recién ingresado Cesc Fábregas, quien con una gran volea debutó oficialmente en la red con el conjunto español.
A esa altura el 2-0 ya era inapelable y, para colmo, el Porto terminó el partido con dos hombres menos por las expulsiones de Rolando y Guarín.
Otra consagración del Barcelona, que se quedó con la Supercopa de la UEFA por cuarta vez en su historia (1992, 1997, 2009 y ahora 2011).
En tanto, todo Mónaco se dio el gusto de ver a un jugador que no tiene límites y al mejor equipo del planeta. Messi y Barcelona, por supuesto.
AFP
