| Imagen Estadio 18 de Septiembre de Punta Arenas. |
En Magallanes, el fútbol amateur es sostenido principalmente por clubes que funcionan con esfuerzo propio. Dirigentes ad honorem, jugadores sin remuneración y financiamiento basado en cuotas, rifas y actividades comunitarias forman parte de una realidad conocida por quienes viven el fútbol local desde dentro.
Desde esa base, la cifra aprobada llama la atención.
Cuando lo amateur se financia como profesional
El concepto de fútbol amateur implica, en la práctica, una estructura austera. Los clubes asumen costos de inscripción, arbitrajes, arriendo de canchas, transporte e implementación durante todo el año, muchas veces con presupuestos mínimos.
Por eso, la pregunta que surge con fuerza es inevitable:
¿cuándo un campeonato deja de tener lógica amateur y comienza a operar bajo parámetros de evento profesional, al menos en términos presupuestarios?
Sin emitir juicios de valor, la cifra de $89 millones instala el debate por sí sola, especialmente en un contexto donde muchos clubes deben resolver su funcionamiento mes a mes.
¿En qué se gasta un presupuesto de esta magnitud?
Otra de las interrogantes que se repite en el mundo del fútbol regional es el detalle del uso de los recursos. Habitualmente, este tipo de campeonatos considera ítems como:
Traslado y alojamiento de delegaciones
Alimentación
Arbitrajes
Producción y logística del evento
Implementación deportiva y premios
Si bien estos gastos forman parte de la organización de una competencia de alcance regional o nacional, hasta ahora no se ha difundido públicamente un desglose detallado que permita dimensionar cómo se distribuye cada peso y cuánto de esta inversión queda directamente en la región.
El impacto en los clubes regionales
Más allá del evento puntual, dirigentes y deportistas ponen el foco en el llamado “retorno deportivo”. Es decir, qué beneficios concretos quedan una vez finalizado el campeonato:
¿Se fortalecen las asociaciones locales?
¿Existe apoyo directo a los clubes?
¿Hay inversión en capacitación, series menores o infraestructura?
Con $89 millones, señalan actores del fútbol amateur, podrían financiarse múltiples campeonatos locales, cubrir arbitrajes por una temporada completa o entregar implementación a decenas de clubes, lo que vuelve inevitable la comparación.
Un debate legítimo
El debate no se plantea como una oposición a la realización de eventos deportivos, sino como una discusión necesaria sobre proporcionalidad, transparencia y modelo de desarrollo. En una región extrema como Magallanes, donde los costos logísticos son elevados y el deporte enfrenta desafíos permanentes, la forma en que se invierten los recursos públicos cobra especial relevancia.
Cuando se trata de fútbol amateur, la expectativa de los clubes no es solo competir en grandes eventos, sino ver reflejada la inversión en un fortalecimiento real y sostenido de la base del deporte.
La cifra ya está sobre la mesa. Ahora, la discusión apunta a algo clave:
si el presupuesto es alto, el impacto también debería serlo.