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LOS ESTADOUNIDENSES ESTÁN COMPRANDO MENOS ALIMENTOS CON MUCHA SAL

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Aun así, un estudio encontró que comen demasiada sal para su salud.

La adicción a la sal de los estadounidenses puede estar reduciéndose, a medida que los fabricantes de alimentos han bajado gradualmente las cantidades en sus productos y los consumidores optan por comida con menos sal, sugiere un estudio reciente.

Una encuesta de más de 172,000 hogares encontró que entre 2000 y 2014 la cantidad de sal en los alimentos envasados y las bebidas que las personas compraron se redujo en casi 400 miligramos (mg) al día, al bajar desde más de 2,300 mg a menos de 2,000 mg al día.

Al mismo tiempo, el contenido de sal de los alimentos envasados que compraron los consumidores se redujo un 12 por ciento, comentó la investigadora principal, Jennifer Poti, epidemióloga nutricional y profesora asistente de investigación en la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill.

"Nuestros descubrimientos sugieren que los hogares estadounidenses están obteniendo menos sodio del supermercado que hace 15 años, aunque los niveles de sodio en alimentos envasados siguen siendo demasiado altos", dijo.

Los investigadores también descubrieron que el contenido promedio de sal en los alimentos que compraron los consumidores se redujo para todos los alimentos envasados importantes, incluyendo 49 mg menos de sal por aproximadamente cada 4 onzas (unos 113 gramos) de condimentos, salsas y refrigerios salados.

A pesar de estas reducciones, menos del 2 por ciento de los hogares estadounidenses compraron comida envasada y bebidas con la cantidad óptima de sal: una pequeña fracción de una cucharadita de sal por cada caloría en los alimentos que comieron, comentó Poti.

Para realizar el estudio, Poti y sus colaboradores usaron datos de Nielsen Company sobre los alimentos y las bebidas envasados comprados por los hogares estadounidenses. Los miembros de los hogares usaron un código de barras para registrar sus compras.

El consumo de niveles altos de sal se ha asociado con la hipertensión, que puede llevar a la enfermedad cardiaca y al accidente cerebrovascular, según la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association).

La Asociación Americana del Corazón recomienda no más de 1 cucharadita (2,300 mg) al día y un límite ideal de aproximadamente la mitad de una cucharadita (1,500 mg) al día para la mayoría de los adultos.

Pero la sal es escurridiza. La mayoría de la sal que come la gente está en alimentos envasados y en comidas de restaurante; solo una pequeña parte procede de la sal que se añade en la mesa. La sal está en lugares en que quizá no se sospeche, como el pan, la pasta y el queso, dijo Poti.

Dado que la cantidad de sal se acumula a lo largo del día, la mayoría de los estadounidenses consumen demasiada: aproximadamente 3,400 mg, muy por encima de la cantidad recomendada.

La reducción de la sal en los alimentos envasados observada en este estudio podría ser significativa para la salud de la población, si los declives en la sal comprada se traducen en declives en la sal comida, planteó Poti.

"Los estudios previos han reportado que las reducciones en la ingesta de sodio de esta magnitud [400 mg al día] son suficientes para reducir los eventos de enfermedades cardiovasculares", comentó.

La reducción de la cantidad de sal en los productos por parte de los fabricantes y los cambios en los productos seleccionados por los consumidores podrían haber contribuido a estos declives en la sal de los alimentos envasados, dijo Poti.

Durante los últimos 15 años, los esfuerzos (como la Iniciativa Nacional para la Reducción de Sal, los compromisos voluntarios de los fabricantes de alimentos de reducir la sal de sus productos, y los esfuerzos en la salud pública para que haya un cambio en las opciones alimentarias) podrían haber contribuido a lograr avances respecto a la reducción de la sal en la dieta de los estadounidenses, dijo Poti.

Pero "el ritmo del declive del sodio de los alimentos comprados en las tiendas es lento, y casi todos los hogares estadounidenses siguen teniendo un total de alimentos envasados comprados con un exceso de sodio", comentó.

Se necesitan más esfuerzos para acelerar el ritmo de la reducción de la sal en la dieta estadounidense, dijo.

"Nuestros descubrimientos respaldan la necesidad de finalizar e implementar los objetivos de reducción del sodio a nivel nacional propuestos el año pasado por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de EE. UU.", señaló Poti.

Mientras tanto, recomienda optar por alimentos bajos en sal, reemplazar los refrigerios salados por fruta fresca, y llevar la cuenta de cuánta sal consume.

El Dr. David Katz es el presidente del Colegio Americano de Medicina del Estilo de Vida (American College of Lifestyle Medicine). "La ingesta de sodio se ha vuelto últimamente en un tema controvertido en la medicina, pero ese debate en gran parte trata sobre dónde poner el límite", comentó.

"Sigue estando claro que la mayoría de los estadounidenses comen mucha más sal que la cantidad óptima, y que una reducción de la ingesta podría ser beneficiosa para la salud", señaló Katz.

Dado que la mayoría de la sal que comen las personas procede de la comida y las bebidas envasadas, para que haya una reducción significativa de la sal se requiere de la acción de los fabricantes, dijo.

Un argumento común es que los consumidores no quieren adaptarse a comer menos sal en las comidas, pero este estudio contradice esa creencia, indicó.

"El hecho de que las reducciones significativas en la sal observadas en este estudio se hayan producido sin que nadie proteste nos recuerda que la familiaridad es uno de los determinantes más potentes de la preferencia de los gustos. A medida que nos acostumbramos a la comida con menos sal, acabamos prefiriéndola porque nuestro paladar se ha vuelto más sensible a la sal. Lo mismo se podría decir del azúcar", dijo Katz.

Aunque la tendencia es esperanzadora, "seguimos estando lejos del ideal. El sector puede seguir bajando el contenido de sodio, y espero que lo haga", enfatizó.

Los hallazgos aparecen en la edición del 5 de junio de la revista JAMA Internal Medicine.

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