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"LA COPA ES NUESTRA"

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Gonzalo Marchisio y Julián González en la XLI edición del Gran Premio de la Hermandad.

El Gran Premio de la Hermandad 2014 tuvo una figura excluyente más allá de los ganadores de las divisionales más potentes, y ésta fue el binomio riograndense conformado por Gonzalo Marchisio y Julián González quienes, con el Suzuki Swift Nº201, lograron ganar, por tercera vez consecutiva, en la categoría “B”, consiguiendo quedarse definitivamente con la Copa Challenger de la tradicional travesía argentino-chilena.
La dupla local cedió a este medio, una gentil entrevista, donde contaron detalles de la competencia, la previa y la posterior celebración, en una charla de más de una hora en el domicilio del piloto, Gonzalo Marchisio.
Oriundos de Córdoba y Buenos Aires, respectivamente, son fueguinos por adopción ya que vinieron a la isla a temprana edad.
Gonzalo Marchisio (34) y Julián González (37) expresaron, entre otras cosas, la felicidad por el logro obtenido, algo impensado hace algunos años. Como había dicho en entrevista tras la primera edición ganada, Gonzalo volvió a repetir el concepto: “Peleamos tanto con mi viejo para poder ganarla 'una vez', nunca salió y ahora la Copa es nuestra, digan lo que digan, la copa ya se queda acá. Lo más lindo es que él me dio la Copa Challenger en la entrega de premios, eso es algo que nunca vamos a olvidar”.
“Mucha felicidad. Es más felicidad la que yo siento por mi viejo y por mi familia, que están mucho más contentos que yo, y que lo demuestran. Los amigos, que vengan todos a felicitarnos. Por ahí entrar en la historia por el hecho de haber corrido una vez nomás, a mí ya me alcanza y me sobra. Tardo un poco más en caer de que tengo la copa en casa y que no me la saca nadie, pero es una alegría muy grande”, comentó Gonzalo Marchisio.
“Hoy, la sensación es, algo hermoso. Ya lo digerí, durante toda la semana. Las felicitaciones de mis familiares, amigos, auspiciantes, y ahí vas cayendo un poco más en esto que es tener la Challenger en tu casa. Mi hijo la llevó a la escuela para mostrársela a los amigos, el hecho de que en la escuela te aplaudan. Es algo hermoso, es disfrutarla con la familia, con los amigos, con todos”, agregó Julián González.

Cambio de auto
Esta fue la sexta carrera de Gonzalo Marchisio como piloto, dos navegado por Gabriel Alonso, y las últimas cuatro por Julián González. En las anteriores, Marchisio siempre fue con un Lada Samara, pero este año cambió por el Suzuki Swift, que era propiedad de Raúl Muñoz. La preparación estuvo a cargo de Rubén Mauro, en un auto que corrió Raúl Muñóz, Nancy Ovando, y con el cual Eduardo Carletti ganó la Copa Challenger en 2003, al sumar su quinto triunfo de manera alternada.
“Para mí era ‘El Suzuki’. Sabíamos que era un auto bueno. Pero me decían 'vos estás loco, vas por la Challenger y vas a cambiar de auto'”, comentó el piloto riograndense.
“Lo que tiene el Suzuki es que es un auto frágil. Con el Samara le pegás a todo, al Suzuki le pegamos dos veces y rompimos bujes, frenos. Pero lo que dobla y lo que anda es impresionante”, argumentó Gonzalo Marchisio.

De menor a mayor
Cuando se les preguntó por la forma en que se ganó la competencia, largando desde atrás (15º puesto en la categoría) desde Porvenir, el copiloto aclaró: “En realidad nosotros siempre arrancamos de menor a mayor”.
“No se si el objetivo era tan 'de ganar'. El objetivo era correr, y si venía, venía. Y sino no importa. Ya estábamos en la historia, ganando dos veces seguidas. No es que salimos desesperados a ganar la Challenger. Lo nuestro es una cuestión más bien de cuidado, es lo que hasta hoy nos ha dado resultado. Más cuidar el auto que salir a hacerte el loco”, explicó González.
“No había presión de nada. Era tratar de ir y volver, y ver que se podía hacer. Si antes salió, por ahí haciendo la misma carrera, salía de nuevo. Y salió”, siguió Gonzalo. “Después de ganar la primera, ganamos la segunda; ya no entendíamos nada (risas). Y todos me decían ‘vos estás loco, ¿cómo vas a cambiar de auto?’. Yo les decía que es un auto, si ganó tantas veces el Suzuki, porque no puedo tratar de pelear la carrera con ese auto. Y al final era probarlo, porque todos me hablaban de la caja, de que no doblaba tanto, y todo eso. Por eso lo probamos en el clasificatorio, nos fue muy mal, pero ya detectamos todos los vicios que tenía”, amplió Marchisio.

Previa y primer día
“En el clasificatorio probamos caja, y fuimos probando cómo doblaba el auto. Me mandé todas las macanas habidas y por haber. Me decía ‘curva de media’, como tiene la caja muy larga, por ahí bajaba un cambio, y quedaba re cortito. Fue un desastre. Pero me sirvió para ver el límite de la relación de la caja”, describió Marchisio.
Adelante de ellos, largaron catorce autos, y fueron el tercer auto de la categoría en llegar al Autódromo, pese a tener problemas con los frenos en el último tercio de carrera. “Fue una largada más, a cuidar la posición y ver que iba pasando en el camino. Y tuvimos gracias a Dios una etapa bastante buena”, empezó relatando el navegante del Suzuki Swift. “Cada vez te sentis más confiado, venis un poquito más rápido. Nos faltaba ver como doblaba, entonces cada vez ibamos un poquito más rápido. Cerca de Puesto “El 8” nos pasaron los punteros de la C y no tuvimos mucha referencia. Pasamos autos de la categoría menor, algunos Samara, pero no mucho más. Y en el TF1, nos quedamos sin frenos, así que fuimos tranquilitos hasta el Autódromo. Era poner la segunda del Suzuki -110km/h- e ir parejito todo en segunda. Ahí dijimos 'listo, ya está, perdimos la carrera'”, afirmó Marchisio. Finalmente, fue primer puesto y casi dos minutos de diferencia sobre Patricio Gallardo, el porvenireño también con Suzuki Swift.

La vuelta a Porvenir
En la segunda etapa, el binomio Marchisio-González largó en el 14º puesto en el camino, con Gallardo detrás, además de Damián y Oscar Alvarado. Llamativamente, incluso para ellos, no tuvieron nuevamente referencias, y tuvieron una segunda etapa muy tranquila.Marchito-González
“Pensamos que se iban a acercar, y que le ibamos a hacer diferencia en la parte chilena. Pero largamos, no vimos a nadie, pasamos un montón de autos, y no vimos a ninguno de nuestra categoría”, sostuvo el piloto, y Julián agregó: “Yo le preguntaba '¿ves venir al Pato?', 'No', 'ves venir algún Samara?', 'No, veo Ticos', decía Gonzalo. A mi me sorprendió, porque eran 30 segundos, por lo menos ver la trompa. Gracias a Dios tuvimos una salida limpia, ordenada y no supimos más nada de nadie hasta que llegamos a Porvenir”.
Uno de los detalles más graciosos, fue el momento de hablar del barro, y la zona de TF1 y Flamencos, donde Julián González asegura que se puede tomar un descanso en su labor. “En la parte argentina podría cerrar la hoja de ruta, y que vaya solo. En serio, es que hay que ir adivinando por donde pasar. Por ahí saliendo de la Arcillosa, pasando Avilés, ahí le empezás a cantar la hoja, pero antes, donde están todos los pozos, los barriales ¿qué le vas a cantar? Si no puede ir a más de lo que permite el piso, el auto viene a 40 km/h y está encajado en el barro patinando. Es entretenido, yo soy un espectador de lujo en la butaca derecha. En la parte de la recta, la hoja de ruta dice 'Agüita y Pucho' (risas). El año pasado tenía que abrir un poquito la puerta, ahora puedo bajar la ventanilla”, expuso el navegante.
“En Chile ya sabíamos que el auto doblaba bien, teníamos diferencia y no había necesidad de arriesgar, así que íbamos rápido pero cuidando”, cerró Marchisio respecto de la competencia, que ganó con autoridad.

Revisación y planes a futuro
Consumada la victoria, el binomio se dio un abrazo y tomó la situación con cautela, con la frase 'Falta la revisación y después vemos'. Sin festejos, luego, la revisación fue descripta por los Julián González como tres horas interminables. La demora se debió a que el mecánico del Suzuki, Rubén Mauro, estaba en competencia, y luego se conoció la noticia de su abandono por un despiste fuerte.
El navegante González no tuvo opción al terminarse el tiempo de espera, y comenzó a desarmar el motor del Suzuki Swift. “Empecé a desarmar, lo hice tranquilo esperando que llegara mi mecánico, y cuando me quise acordar tenía casi todo desarmado. La parte mecánica estaba okey, estábamos tranquilos con eso, pero el miedo era que nos discutieran alguna relación, alguna medida, y no teníamos las armas para discutirle, el único que las tiene es el mecánico. Esa era mi preocupación. Hasta que apareció 'el Dios', Raúl Muñoz. Y ahí dejé de traspirar, de temblar, se me aflojaron las patas. Midieron, volvieron a entrar a un cuartito. Al minuto salieron, y me dice el mecánico 'Bueno, flaco, te felicito por haber ganado la Challenger'. Y ahí se me cayeron las lágrimas con el viejo de Gonzalo, toda la alegría encima, empezamos a meter todo adentro de una caja, cargamos la caja de cambios atrás del auto, corrieron los autos y nos fuimos. Y ahí es cuando empezás a caer que tenés la Copa en tu casa”, concluyó González.
En cuanto al futuro, una intercambio también interesante surgió entre piloto y navegante. “Qué se yo. Falta un año. Todavía no terminamos de correr la 2014, todavía la estamos corriendo”, dijo Julián. Gonzalo Marchisio aportó: “Hay planes. Ya tengo planes, para otra cosa”. Julián entre risas, comentó: “El hace planes y yo me entero una semana antes”. Y luego finalizó con otra humorada: “Vamos a disfrutar hasta que empecemos de vuelta, a pensar en la Hermandad del año que viene. Eso es en los primeros días de agosto”.

Agradecimientos

Julián González: “Antes que nada, recordar que de estas tres ediciones que ganamos, en las dos primeras quien estuvo al lado nuestro dando una mano muy grande fue Lampa Torres con Gabi Torres, su hijo. Ellos fueron los preparadores del Samara en las dos primeras ediciones. Y luego agradecer a Luis Marchisio que estuvo siempre atrás nuestro en todo, nuestro mecánico y preparador de este año Rubén Mauro junto a Pitu Torres, que también nos dio una mano grandísima también. A Carpintería DAG, Equipamientos CH, a Damián de Oruga, a Germán Núñez y Nicolás Bazán de Personal Gym, Luis Cuberlis, Diego Bozak y la Veterinaria San Francisco de Asis, Honey, al Contador Público Erin Mirosevic, Everest, la diputada Verónica González, a la familia Muñoz, Raúl, Nancy, El Cabezón Imanol. Al gran pelado Roberto Ruitti, junto a mi hermano 'El furia' Diego González, auxilios totales en la carrera. A 'quehagoio' José Luis, que vino de Mendoza a darnos una mano. A la familia que nos hospeda en Chile hace seis años. A mis hijos Lisandro y Lautaro, mi señora Matilde. Al Gringo Aguilar, Jaime el electricista, la gente de 40&40 Racing, a mis hermanos cuñados, mi mamá. A todos ellos, las disculpas si me olvido de alguien”.
Gonzalo Marchisio: “A todos los que nombró Julián, y a mi familia que me apoya en esto, principalmente a mi viejo, al Branca Team que son los chicos con los que nos juntamos en la previa, y siempre están cuando necesitamos algo. A la familia Igor, que nos hicieron también de auxilio, y nos acompañaron antes, durante y después de la carrera. A la gente de Lenga Hogar, Fernando y Pedrito que también nos hicieron de auxilio, al taller de Leo Agnes y Carlos Wingstrom de Excel”.

Diario El Sureño