Miguel Colivoro sufrió una presunta trombosis.
Hasta ahora, con tal de seguir a Chile, los hinchas de la Roja han tenido que conseguir entradas al precio que sea, mamarse largas esperas en los aeropuertos y soportar el clima asfixiante de algunas ciudades de Brasil.
Según consignó el Diario Nacional La Cuarta, y los kilómetros en el cuerpo, para los que viajaron en toco, han comenzado a pasar la cuenta. Como a Miguel Colivoro, quien la está viendo brígida en Belo Horizonte, luego de recorrer cerca de 8 mil kilómetros desde Punta Arenas.
Junto a otros cinco amigos, el hombrón llegó este sábado en la noche a las afueras de Toca do Raposa II, procedente desde Cuiabá, donde vio el triunfo sobre Australia y disfrutó como cabro chico. Pese al desgaste, iba todo flor: el grupo estacionó su camioneta y se instaló, hasta que un dolor en la pierna lo obligó a pedir atención médica.
Hijo único
"Venía bien en el viaje, con mucho entusiasmo. Se empezó a sentir mal desde hace tres días, dijo que tenía unos dolores en el pecho. Le costaba subir las escaleras y aparte de eso tenía picaduras muy grandes", dice Elsy Rodríguez, parte del lote magallánico, que está a la espera de la progresión de su compañero.
La idea es que Miguel se recupere y viajen a ver la mocha con España, pero el primer parte es desalentador. "La doctora dijo que podía ser una trombosis en su pierna", sapea Elsy.
Miguel no ha querido pedir ayuda al consulado ni llorar la carta ante los medios, ya que no quiere preocupar a sus dos papis. "Es hijo único, él no quiere alarmarlos", dice un yunta.
Si no se recupera, entre todos juntarán lucas para comprarle un boleto de avión y mandarlo a Punta Arenas con el sueño cumplido a medias, pero al menos con salud para contarlo.
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