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15.46 | MAGALLÁNICO CRISTIÁN GALLARDO PRESTÓ LOS PRIMEROS AUXILIOS AL PILOTO VICENTE BAREILLES EN TERRIBLE ACCIDENTE OCURRIDO EN LA ÚLTIMA FECHA DE LA ASOCIACIÓN PATAGÓNICA DE MOTOCICLISMO

En una sentida carta el Padre del piloto lo calificó como un "ángel".

Luego del accidente ocurrido el pasado domingo, en la última carrera de motocross desarrollada en el circuíto “Jorge Alí Ambrós” de Rada Tilly, en el cierre del campeonato organizado por la Asociación Patagónica de Motociclismo Deportivo (APAMOD), donde resultara con una importante lesión el piloto Vicente Bareilles. El padre del piloto afectado, Claudio Bareilles, hizo llegar a los medios de prensa -a través de Apamod- su vivencia y algunos agradecimientos.

Es un padre que se esfuerza por recuperar a su hijo, tenerlo nuevamente en el hogar y junto a su familia. Claudio, cuenta como vivió el traumático momento de la caída de Vicente y de como un "angel" le salvó la vida a su hijo, además de otros agradecimientos.

Claudio Bareilles:

Vaya uno a saber porque en la vida hay momentos que reimos y cantamos o nos enojamos y peleamos, vaya uno a saber.
Uno se siente seguro aunque escucha o le cuentan que caen rayos en determinados lugares y, a determinada hora, caen directamente al cuerpo y al alma de las personas. Uno cree que jamás nos caerá uno o que jamás nos va a tocar. Así es nuestra vida, generalmente con los clásicos condimentos, un poco de estrés, cantar, pelear, reir y los rayos que castigan a los otros.

Yo disfutaba el momento porque mejor no podía ser. El día era ideal, estaba Ryan Hughes (el ídolo de muchos pibes, mío y de mi hijo también), estaba el mejor de Argentina (Marcos Trosero) y los mejores pilotos de toda la Patagonia y de Chile. Además una gran cantidad de público completaba el imponente marco. Era una fiesta y mi hijo era protagonista, un padre felíz lo vive con el corazón y es en esos momentos que uno respira profundo y todo tiene sentido y vale la pena.

Vi primero una luz en el cielo que me quemó la vista - aquel domingo tenia miles de colores, miles de aromas, los del campo, los del viento- y el sonido de las motos que, como un gran concierto, hacía subir la adrenalina. Pero después llegó la luz mala: vi descender un rayo y mi hijo pasaba cerca, quería atraerlo a mi pero aunque corrí no pude alcanzarlo. De pronto los colores comenzaron a diluirse y el paisaje en segundos se convertió en blanco y negro y un olor ácido reemplazó el aroma del campo. Sentí los sonidos graves (exageradamente graves) y con ese rayo vi una moto descontrolada y supe que el rayo caía en mi lugar y en mi tiempo con las cordenadas precisas. Nunca imaginé la destrucción y que esos cuchillos que se hundian en mi cuerpo también impactaban en esa moto descontrolada. Quise gritar pero mi garganta tenía arena y, en este caso, las palabras no se gritan, se sienten o se sufren y el sonido más fuerte que se escucha es el de mi propío corazón desbordado de dolor. Vi la moto de la alegría volar sin rumbo, el rayo fulminaba esperanzas y alegrias, el rayo quemaba cada flor, secaba cada destello de felicidad. Era un final sin defensas.

Poco segundos despúes, el cielo se abrió y un abanico inesperado de mil colores nos iluminó y opacó el gris del rayo, un ángel con calma y sabiduria fue enviado desde el cielo y desplegó sus alas, tomó el control y comenzó a sembrar cada centímetro del desierto. Se formó un arroyo que multiplicaba los colores, los aromas y la vida: el rayo era fuerte pero el ángel tenía el control total.
"No lo toquen", dijo refiriéndose a mi hijo. Su poder fue inimaginable, sus conocimientos científicos vitales y el apareció en el lugar y momento indicados.
Es verdad, los rayos existen... pero los ángeles también.
¡Gracias Crístian Gallardo!, angel real, cirujano chileno que atendió a Vicente tan pronto sufrió el duro golpe. Cristian fue el primero de tantos con los que se ha topado mi hijo en estos difíciles días.

Quiero agradecer especialmente al Dr Hernán Vacaro (tambien estuvo en la ambulancia y fue vital), Dr Aldo Pisula, Dr. Ovaldo López (neurocirujano), Dr Celia, Dr. Azcona y Dr. Gerardo Balcón. También a los enfermeros de terapia de Sanatorio La Española, a Martín de tomografias,
A todos los amigos de Vicente y a los que organizaron misas en distintas ciudades. Gracias a quienes encadenaron sus oraciones en distintas cadenas ya que fueron y son verdaderos cañones de fe que mueven montañas.
Gracias a todos los integrantes de Apamod, a todas las paginas web que informan a la gente sobre la salud de mi hijo y a los medios de prensa de Comodoro en general. Tengo muchos nuevos amigos por estós dias que se acercan a colaborar.
Pido disculpas si me olvido de alguien pero quiero decirles que Vicente se está recuperando lentamente.

Solo termino con esta palabra: fé

Claudio Bareilles (papá de Vicente).

(Fotografía: Crónica). Ahmedabad
Kolkata
Hyderabad

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