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16.45 | LA HIDRATACIÓN DURANTE LA ACTIVIDAD DEPORTIVA, UNA ASIGNATURA PENDIENTE DE LAS MUJERES

De Los Medios Internacionales.

La hidratación es fundamental para la salud. Interviene en múltiples funciones fisiológicas como la digestión, la respiración o la termorregulación, y afecta al rendimiento físico y mental. Por eso, es importante beber lo necesario a lo largo de todo el día, algo que la mayoría de las mujeres parece haber olvidado, ya que el 60% reconoce que no bebe lo suficiente.

Las necesidades de hidratación varían en función del sexo y la edad, entre otras cosas. En el caso de las mujeres, también tienen unas necesidades concretas. Como término medio, necesitan 2,7 litros (2,2 litros de bebidas) para mantener su cuerpo hidratado, mientras que los hombres necesitan unos 3,7 litros (3 de bebidas). Esa cantidad puede aumentar en situaciones, como cuando hay altas temperaturas o al realizar un esfuerzo físico intenso.

A pesar de estas recomendaciones, según el “Estudio sobre hábitos de hidratación entre la población española” del Observatorio de Hidratación y Salud (OHS), el 60% de las mujeres afirma que bebe menos de 2 litros de líquidos al día, lo que puede generar alteraciones para su salud. La deshidratación tiene consecuencias como el cansancio, dolor de cabeza, dificultad de concentración, malestar general, calambres musculares, nauseas, aumento del ritmo cardiaco, o el empeoramiento tanto de la hipotensión como de la hipertensión, además de agravar algunas enfermedades.

Aunque en general las mujeres están más concienciadas que los hombres sobre la importancia que tiene la hidratación para la salud, en la práctica beben menos que ellos. Así, el 60% reconoce no alcanzar la cantidad que necesitarían al día (frente al 40% de los hombres).

Para conseguir una adecuada hidratación, además de incluir en la dieta alimentos ricos en agua, es aconsejable variar el tipo de bebidas que se toman a lo largo del día. Además del agua, las infusiones, los refrescos, los zumos o los lácteos ayudan a beber lo necesario. El sabor de las bebidas hace más apetecible y divertido beber.

El cuerpo humano pierde líquidos constantemente. Además de las funciones orgánicas en las que interviene el agua que recibimos a través de las bebidas y los alimentos, hay multitud de situaciones cotidianas en las que se pierden más líquidos de lo habitual, un hecho del que generalmente no somos conscientes.

Por ejemplo, en situaciones en las que se requiere un esfuerzo mental intenso, como en el trabajo o mientras se estudia, no hidratarse correctamente reduce el rendimiento mental y empeora algunas facultades como la memoria a corto plazo, la capacidad de concentración o las habilidades matemáticas.

También con la calefacción, al realizar actividades domésticas o al ir de compras se incrementa el riesgo de deshidratación porque las pérdidas hídricas son mayores. Por ejemplo, en una tarde de compras se pueden llegar a perder hasta 0,6 litros. Las aglomeraciones de gente, la calefacción de las tiendas y las largas distancias que se pueden llegar a recorrer son factores que favorecen este proceso.

Además de las situaciones habituales hay que prestar especial atención a los momentos en los que aumenta el riesgo, como al hacer deporte. En esta época del año sigue siendo habitual practicar deportes de nieve. A pesar del frío del entorno, el esfuerzo físico y la ropa oclusiva pueden hacer que se pierdan hasta 1,5 litros en una jornada. Para mantener una buena hidratación mientras se hace ejercicio hay que beber antes, durante y después del mismo. Además, las bebidas que incorporan glucosa y sales minerales, como las bebidas para deportistas, favorecen la rehidratación.

ETAPAS ESPECIALES

También hay etapas de la vida de la mujer en las que se debe prestar una especial atención a su hidratación. Con el embarazo y la lactancia se producen numerosos cambios en el cuerpo y se modifican las necesidades nutricionales e hídricas. Asimismo, las mujeres mayores deben ingerir líquido aunque no tengan sed con el fin de evitar la deshidratación ya que, con la edad, se tiende a beber menos como consecuencia del deterioro del mecanismo de regulación térmica, la pérdida de la sensación de sed y otras circunstancias específicas de esta etapa.

La piel es muy sensible a la deshidratación. Contiene alrededor de un 70% de agua, lo que supone entre un 25 y un 35% del total de la que hay en el organismo. Pero estos niveles hídricos se pierden fácilmente. Condiciones climáticas como el frío, la sequedad, el calor intenso, la polución, la calefacción, el aire acondicionado, etc. influyen de manera decisiva en la piel, causándole un constante deterioro.

Una correcta hidratación ayuda a proteger la piel y a preservar su elasticidad, suavidad y tono.

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