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¿VIVE CERCA DEL GIMNASIO? ES PROBABLE QUE ESTÉ UN POCO MÁS DELGADO

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Cuando se trata de permanecer en forma, una investigación sugiere que la ubicación de verdad lo es todo.

En un nuevo estudio británico, los adultos de mediana edad y mayores que vivían cerca de gimnasios y otros centros de ejercicio tendían a ser más delgados que los que no vivían en esos lugares.

De la misma forma, los que no vivían cerca de restaurantes de comida rápida también tendían a no engordar, mostraron los hallazgos.

"Los resultados de nuestro estudio sugieren que aumentar el acceso a los centros locales de actividad física, y posiblemente reducir el acceso a la comida rápida cerca de las áreas residenciales, podría reducir el sobrepeso y la obesidad a nivel poblacional", planteó la autora del estudio, Kate Mason.

Mason pertenece a la facultad de epidemiología y salud de la población de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.

"Diseñar y planificar las ciudades de una forma que facilite más unos estilos de vida saludables podría ser beneficioso, y se debería considerar parte de unos programas más amplios de prevención de la obesidad", señaló Mason en un comunicado de prensa de la escuela.

Los nuevos hallazgos provienen de un análisis realizado entre 2006 y 2010 que observó la composición del peso corporal en casi 400,000 hombres y mujeres británicos de 40 a 70 años de edad.

Se evaluó a los participantes de varias formas en términos de la circunferencia de la cintura, el índice de masa corporal (IMC, una medida basada en la estatura y el peso) y/o el porcentaje de grasa corporal.

Los investigadores también observaron qué tan cerca los participantes vivían de centros deportivos bajo techo o al aire libre, lo que incluyó gimnasios, piscinas y campos de juego. El estudio no incluyó la proximidad a otros tipos de centros, como parques públicos o senderos de ciclismo o senderismo.

El equipo del estudio encontró que, en promedio, la mayoría de personas vivían a 1 kilómetro (poco más de media milla) de un centro donde hacer ejercicio. Pero un tercio de los participantes no.

Al final, los investigadores determinaron que los que tenían el mejor acceso a un centro deportivo cercano tenían menos sobrepeso que los que tenían un peor acceso.

Específicamente, vivir cerca de un mínimo de seis de esos centros se tradujo en tener una cintura de más o menos media pulgada (1.27 centímetros) más pequeña, un IMC de alrededor de medio punto menos, y menos grasa corporal.

Dicho esto, el vínculo entre ser más delgado y la proximidad de los centros fue más aparente entre las mujeres y los residentes más ricos. Y el estudio no probó que la proximidad hiciera que la gente fuera más delgada.

El equipo de investigación también observó que, en promedio, los participantes del estudio vivían a más de dos tercios de una milla (poco más de un KM) de un restaurante de comida rápida. Pero casi un 20 por ciento vivían a más o menos un tercio de milla (medio KM) de un establecimiento de ese tipo.

Los investigadores concluyeron que los que vivían a más de una milla (1.6 KM) de un restaurante de comida rápida tenían probabilidades de ser ligeramente más delgados que los que vivían más cerca. Una vez más, ese hallazgo pareció aplicarse de forma más potente a las mujeres que a los hombres.

El informe aparece en la edición en línea del 12 de diciembre de la revista The Lancet Public Health.

En un comentario publicado con el estudio, Pablo Monsivais, de la Universidad Estatal de Washington, escribió que el estudio es "un hito en el campo de las edificaciones y la obesidad".

Pero añadió que "los autores mismos conceden que unas mejores mediciones del entorno alimentario habrían producido unas evidencias más robustas. Este reconocimiento tiene una particular importancia dada la influencia potencial de este artículo en la política y la práctica".


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