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Ascenso a Torres del Paine en silla de ruedas.
Gracias a la reciente iniciativa de la ONG Wheel The World que llevó a Álvaro Silberstein, ingeniero de 31 años a recorrer el circuito W del Parque Nacional Torres del Paine, en silla de ruedas el pasado 20 de diciembre, otros sueños se seguirán cumpliendo.
Esta vez se trata Nicolás Páez Salazar, un niño de 11 años, nacido en Punta Arenas, quien sufre una Epilepsia Refractaria con daño severo que le impide caminar y comunicarse. Sus padres, Pablo y Vanessa, han dedicado su vida para que Nicolás tenga las mismas oportunidades que todos los niños, y hace unos meses tomaron la decisión de aventurarse en recorrer parte del Parque Nacional Torres del Paine.
Inicialmente, iban a concretar el sueño en una mochila ergonómica que confeccionaron especialmente para Nicolás. Sin embargo, cuando conocieron la historia de Silberstein no dudaron en comunicarse con él. Así es cómo este sábado 14 de enero, alrededor de 30 personas entre familiares, amigos y un equipo técnico de apoyo ascenderán desde el refugio Torre Central hasta el Mirador Base Torres para acompañar a Nicolás en esta significativa hazaña.
La silla fue adquirida luego de una campaña liderada por la Wheel The World, con el financiamiento de la Asociación de Hoteles y Servicios Turísticos de Torres del Paine, HYST. Actualmente, el artefacto es administrado por el grupo de hoteleros quienes en coordinación con Alvaro Silberstein, apoyan a los nuevos aventureros con capacidades diferentes a cumplir un sueño impensado hace un par de meses.
“Nuestra asociación ha ido creciendo y cada año surgen nuevos desafíos. Los alcances de esta iniciativa son insospechados y nos llena de orgullo ser parte de historias que materializan también nuestro deseo: que el Parque Nacional Torres del Paine sea un destino para todo el mundo, ofreciendo servicios turísticos de excelencia no sólo en lo sustentable, sino también en lo inclusivo”, señala Sebastián Gómez, presidente de HYST. Además agregó que la experiencia con Álvaro Silberstein les permitió capacitar gente y prepararse para este tipo de desafíos. “Hoy tenemos la oportunidad de apoyar a la primera familia magallánica en usar la silla y esperamos que pueda ser aprovechada por muchas más”, puntualizó.
